El veneno del dragón de Komodo
Dos machos adultos se reparten una cabra en la isla de Komodo. Los dragones comparten las presas si hay alimento en abundancia, pero se pelean si este escasea. Pocas veces acaban gravemente heridos. Al igual que todos los animales venenosos, los dragones de Komodo son inmunes a su propia mordedura |
Saliva venenosa
Con dos hilos de saliva colgándole de la boca, un dragón de Komodo exhibe sus andares en Rinca durante la bajamar. Su saliva es venenosa, pero las presas suelen morir por los desgarros o, si logran huir pese al mordisco, por la infección de las heridas.
Nubes de tormenta en el Parque Nacional de Komodo
Nubes de tormenta oscurecen el cielo de Rinca durante la estación lluviosa, entre diciembre y marzo. Esos meses bastan para mantener los bosques que sustentan a las presas de los dragones. Este lagarto está probablemente demasiado viejo para cazar.
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Por el amor de una hembra
Dos machos adultos se pelean por una hembra. Durante la época de apareamiento, dos machos de dragón de Komodo cuyos territorios se solapen se enfrentarán entre sí por el derecho a aparearse. Son luchas de poder, no batallas a muerte. Los perdedores se marchan y los ganadores transmiten sus genes.
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Recién salidos del cascarón
Los dragones recién salidos del cascarón suben rápidamente a los árboles, donde permanecen la mayor parte de su primer año de vida. Allí comen insectos, huevos de ave y otros lagartos, una buena forma de practicar la caza de presas más grandes que deberán realizar una vez abandonen la seguridad del follaje.
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